En la temporada 2018/2019 Guanches se enfrentaba a una nueva categoría.
Si hasta 2012 había militado siempre en la máxima y al siguiente año compitió solo en torneos amistosos, si un par de temporadas después lo hizo exclusivamente en autonómica y las últimas dos, disputó la liga Plata, la de Oro era una categoría absolutamente desconocida para los de Arona.
Integrada por clubes "ascensor" (una temporada en élite otra en oro), clubes deseando ascender a máxima categoría sin lograrlo y equipos filiales de los de élite, la Liga Oro es una categoría trampa con muchos más perjuicios que beneficios, pero paso obligado, de los clubes que empiezan, para competir en élite. Y este era el caso de Guanches (aunque ya lo hubiera hecho anteriormente en su primera etapa).
Con la base de la plantilla de la temporada anterior el club se reforzó para esta 2018/19 con dos jugadores de élite más, dos ex Molina. Era obvio que las expectativas eran las más altas, el ascenso (por más que lo niegue la directiva) y con ese objetivo se encaró la temporada.
El primer partido tocaba jugarlo fuera, en Barcelona contra
Tucans. Partido complicado contra uno de los rivales directos por el ascenso y viejo conocido de plata. Los partidos con ellos son siempre trabados y este no sería la excepción. Sin mucho tiempo para entrenar y conjuntar la plantilla se produce una contundente derrota
(6-2). Aunque Guanches empezara marcando, los de Sant Adriá remontaron para irse al descanso 4-1 y el partido encarrilado, dedicándose en la segunda a contemporizar. Al termino de la jornada Guanches cerraba la tabla. Mal comienzo.
En el siguiente, acudía a Las Galletas,
Espanya que había perdido su partido en casa contra Tsunamis. El que ganara de los dos, abandonaría los puestos bajos de la tabla. Guanches estaba obligado a conseguir los tres puntos y solo consiguió dos y de milagro; en los penaltis, anotando Pszczolka los dos suyos
(3b-3). Claro que enfrente tenían a un ex guanche, Martin Antala que viajó para reforzar a los suyos. Guanches ascendía a la sexta posición mientras en cabeza, imbatidos, figuraban Tsunamis y Rubí.
En la tercera jornada el desplazamiento era a Bilbao.
Metropolitano era farolillo rojo y el único equipo todavía sin puntuar. En principio, presa fácil; y al final, también, pues en un gran partido los canarios se deshicieron más fácilmente de lo esperado de los vascos
(1-8), anotando dos goles nada más comenzar y luego gestionando muy bien su ventaja. Con ese resultado ascendían un puesto más en una clasificación que seguía comandando Tsunamis, ahora en solitario, al imponerse en su duelo con Rubí.
El cuarto partido era la piedra de toque que nos marcara el devenir de la temporada guanche. Llegaba a Las Galletas,
Rubí. Hasta entonces, de tres partidos, los de Arona habían ganado uno y empatado otro, con dos equipos "de los de abajo" y habían perdido con uno de arriba, Tucans. Si se imponían a los rubineses (que venían de perder con Tsunamis en casa), serían de la partida del ascenso, si perdían, lucharían por los puestos bajos de la tabla. Y el partido se puso "de dulce" para los locales, al volver a marcar por partida doble, al poco de comenzar. Con el marcador a favor y una excelente actuación en la portería, se llegó al descanso con el partido resuelto
(5-1). En la segunda, un guanches ultradefensivo y su buena estrella, impidió que Rubí revertiera el marcador aunque lo maquillaran (5-3).
La siguiente salida era a Madrid.
Tres Cantos esperaba a Guanches el sábado 24 de noviembre, en un fin de semana muy complicado para los anfitriones, por la visita también, de Tsunamis el domingo. Mejor panorama no se les podía presentar a los canarios, con los locales teniendo que repartir esfuerzo para los dos enfrentamientos. Siguiendo la tónica de los partidos anteriores, Guanches anotó muy pronto, aguantando la renta de ese solitario gol toda la primera mitad. En la segunda, jugaron muy bien sus bazas, y una superioridad primero y un robo en una inferioridad, con posterioridad, sentenciaron el partido
(1-3). Ya iban tres partidos seguidos ganados y once puntos de doce posibles en los cuatro últimos. Las cosas pintaban bien. No tan bien, la lesión del goleador Jaros, que seguramente no estaría recuperado para la siguiente jornada.
La sexta jornada era otra salida; la otra piedra de toque que quedaba por descubrir. Visita a
Tsunamis, líder destacado. En Barcelona se comprobaría el verdadero valor de Guanches en liga Oro. Un resultado positivo indicaría que la derrota ante Tucans fue un hecho aislado, un tropiezo, mientras que uno negativo nos inclinaría a pensar, que los dos equipos catalanes tenían el mismo o mayor potencial que los isleños y que el ascenso a élite no iba a ser coser y cantar. Suplían los isleños la baja de Jaros con el fichaje in extremis de otro exguanche, el delantero Matej Radusovsky, hermano del portero y que había sido parte fundamental de la buena temporada en plata. Guanches apenas notó el cambio de delanteros y una vez superados los primeros minutos de desajuste, con un gol en contra y varias inferioridades por faltas, empezaron a acoplarse las líneas y la genialidad de su fichaje exprés hizo acto de presencia permitiendo llegar a su equipo al descanso con dos goles de ventaja (1-3). Lo que no tenía preparado el club tinerfeño era el antídoto para el cansancio de sus pocos efectivos. Y así en la segunda mitad se pudo comprobar cómo Tsunamis volteaba el marcador
(5-3) sin apenas oposición guanche.
Para el última jornada de la primera vuelta y última del 2018, ya se habían disputado el resto de partidos, Tsunamis se había proclamado Campeón de Invierno y Guanches tenía que ganar en casa, sí o sí, ante
CPLV sino quería perder definitivamente el tren del ascenso. Sabedores de la importancia de los tres puntos, Guanches, con Jaros ya recuperado, convocaba a toda su plantilla para afrontar con garantías el choque. Marcaron en la primera jugada, pero en la siguiente empató Valladolid y con ese exiguo marcador se llegó al descanso pese a los múltiples intentos locales por anotar. En la segunda, otra vez la genialidad de su último fichaje colocaba el marcador en franquicia con ventaja de dos goles, pero el temido cansancio local volvió a hacer acto de presencia en los últimos minutos de partido y CPLV acorraló a Guanches que acabó "pidiendo la hora" y escapó ganando por los pelos
(4-3).
La segunda vuelta comenzaba con un partido en casa, trascendental, contra
Tucans. Otra final, y ya iban... Había que ganar y mejor que fuera por más de cuatro goles, para superar el gol average. Pero para esta ocasión Guanches no disponía de su fichaje irlandés y aunque empezó como casi siempre, gol inmediato, no hubo continuación en la anotación. Tucans le tiene cogida la medida a Guanches y en un partido muy emocionante (1-1 al descanso) y con un excelente planteamiento defensivo remontaron a los isleños a pocos minutos de la bocina
(2-3). Jarro de agua fría para los locales que veían escaparse la penúltima oportunidad de ascenso. Ahora se dependía de terceros resultados y carambolas. Tsunamis a siete puntos, cabalgaba hacía la meta y a su grupa, Tucans a cinco.
El partido de la novena jornada constituía uno de los desplazamientos más tediosos por no decir el que más. A Mallorca y contra su anfitrión,
Espanya. Ello no fue óbice para que un desatado Guanches destapara el frasco de las esencias y en un partido para enmarcar
(0-8) sentenciara el resultado en la primera mitad (0-5). ¿Un solo jugador (Antala) puede ser tan determinante en un equipo? Sino ¿cómo se entienden, resultados tan dispares en la ida y en la vuelta frente al mismo equipo (3-3 y 0-8)? Tsunamis no cedía al frente de la clasificación con siete puntos sobre Guanches.
En el décimo partido Guanches regresaba a Las Galletas para enfrentarse con
Metropolitano, que viajó a Tenerife con únicamente línea y media y a pesar de ello presentó cara a los locales que solo lograron atar el resultado en la segunda mitad (2-1 al descanso). El corto
(4-1) final fue obra de la gran labor defensiva vasca y en especial de su portero. Pero el equipo no estaba fino, con un juego embarullado y espeso. Sin el "gol sorpresivo inicial abredefensas" el partido se complica. No hay otra explicación sino para la diferencia de resultados en Bilbao (1-8) y en Tenerife (4-1), a no ser la ausencia del siempre pundonoroso Valo. Tsunamis seguía sin ceder y el ascenso parecía una utopía (12 puntos por disputar y siete por recortar).
El penúltimo viaje de la temporada era otra vez a Barcelona, esta vez al Francesc Calvo de
Rubí. Los locales tenían ganas de revancha por las alharacas guanches tras su victoria en Las Galletas y salieron como un vendaval anotando tres goles muy pronto. Una puntual reacción guanche dio un hálito de esperanza a los seguidores azules (3-2) pero fue un espejismo. Un tiempo muerto local puso orden en sus filas y al descanso el marcador era significativo (5-2). En la segunda mitad con Rubí jugando a favor de marcador, los dos equipos anotaron tres goles más, sin llegar a peligrar nunca el resultado
(8-4) final. Tsunamis al ganar a Tucans, sentenciaba la liga y cercenaba los sueños de ascenso guanches.
Con todo el pescado vendido, correspondía jugar dos partidos seguidos en casa. En la 12ª jornada era
Tres Cantos el visitante y después del resultado favorable de Madrid (1-3), el respetable esperaba un buen espectáculo de los suyos en Las Galletas. Y así empezó (2-0), pero los madrileños sin nada que perder, jugaron muy sueltos, logrando empatar antes del descanso para remontar después, en una segunda parte Guanche para olvidar
(3-5), con una defensa haciendo aguas y con un plantel al que le tienen cogida la medida el resto de equipos de la categoría.
La visita del ya equipo de élite,
Tsunamis, en la penúltima jornada, significaba la despedida de los jugadores guanches ante los suyos. Solo así se explica la presencia de la plantilla al completo en cancha. Un vendaval guanche arrasó en la primera parte a la escuadra de los maremotos (7-2) que no tuvo su mejor día en defensa. En la segunda, tres goles más por equipo colocaron el luminoso en el
10-5 final; mayor goleada guanche de la liga y peor derrota tsunami.
Quedaba por disputar la última jornada, la 14ª, viajando a
Valladolid. En este partido Guanches volvió a jugar con la plantilla habitual, la que es incapaz de presentar batalla a los equipos de su nivel. Y el resultado al descanso lo acredita (4-0). Solo el cambio en la portería local de la segunda mitad, permitió que anotaran los isleños a poco del final
(4-1).
Quinto puesto final que no complace a nadie y compensa a muy pocos. Con el objetivo de la temporada incumplido, el dejarse la piel ante el líder Tsunamis solo tiene justificación en el ego presidencialista, intentando maquillar con ese único resultado toda una temporada mediocre (en la más optimista de las valoraciones), irregular y llena de altibajos.
Empezando por los equipos que han quedado por debajo de Guanches, el duelo con Metropolitano, el equipo que desciende a liga Plata, se saldó con sendas goleadas (seis puntos), los choques con Espanya arrojan un saldo a favor guanche de cinco puntos, dos en casa y tres fuera y los partidos con Tres Cantos terminaron con una victoria para cada uno (tres puntos), que en caso de haber quedado empatados en la clasificación final, el gol average habría beneficiado a los madrileños superándolos en la clasificación. Con este grupo se perdieron cuatro puntos.
En cuanto a los enfrentamientos con los equipos que han quedado por encima, si con CPLV (4º), Rubí (2º) y Tsunamis (1º), hubo reparto de puntos (victorias en casa y derrotas fuera), con Tucans (3º) se perdieron los dos, por lo que el déficit con este grupo cabecero es de tres puntos, que sumados a los cuatro del otro grupo suman los siete puntos que le habrían supuesto estar luchando por el ascenso.
Las diferencias finales de puntos fueron con el cuarto clasificado CPLV, cinco puntos (finalmente a dos, por la sanción de un partido por alineación indebida); con el tercero, Tucans fue de seis y con los mejores de la liga, la diferencia fue de nueve puntos con Rubí y de once con el campeón, Tsunamis.
Si no profundizamos en los resultados pudiera parecer que Guanches, excepto por un par de tropiezos, ha estado en "la pomada", jugándose el ascenso con los mejores y ha concluido una temporada aceptable e incluso buena. El desbarajuste de jornadas y la presencia esporádica de un jugador concreto hacían albergar esperanzas y sólo la mala suerte ha sido la causante de no figurar más arriba al final. Pero no ha ocurrido así.
No podemos achacar a las lesiones o a las bajas puntuales el rendimiento irregular del equipo. Desde el primer partido ha estado un pelín por debajo de Tsunamis y Tucans, sus verdaderos adversarios. Y no por juego precisamente; más bien por forma física. Sí a eso le unimos la edad del grupo, en general, y de ciertos jugadores en particular, la diferencia entre la primera línea y el resto y el inferior rendimiento del portero con respecto a la temporada anterior, tenemos el cocktel que explica la irregularidad de la temporada. Cuando todo se daba, goleadas; incluida al líder. Cuando no se daban, derrotas, empates o victorias por los pelos. Y claro, para el único equipo de la categoría con refuerzos extranjeros (y nada menos que cinco) ese rendimiento es bajo, malo, decepcionante. No sabemos si en otra futura ocasión se van a alinear las estrellas de manera tan perfecta como lo han estado en la temporada 2018/19 y duele y entristece que no se haya sabido aprovechar.