Repetía escenario la competición por segunda ocasión, para acoger Las Palmas, la Copa del Rey y en este caso también la de la Reina, el segundo fin de semana de febrero.
El habitual recinto polideportivo de Schamann albergaba por vez primera los diez partidos de la doble competición, bajo la batuta de la Federación Española y la Autonómica, con la inestimable colaboración del club anfitrión, siendo los partidos retransmitidos en streaming, a través de FEPTV, la plataforma oficial de la Real Federación Española de Patinaje y de COE TV, la plataforma oficial del Comité Olímpico Español y nuevamente sin presencia del canal nacional Teledeporte forzado, por parte de la RFEP y sus compromisos contractuales, a retransmitir el partido correspondiente de Liga Iberdrola de Hockey patines, ninguneando así a la máxima competición nacional del hockey línea.
Se repetía por quinta edición consecutiva el singular formato de competición con la participación exclusivamente de los seis mejores equipos de la liga al terminar la primera vuelta y con la particularidad de que los dos primeros acceden directamente a semifinales mientras que previamente, el viernes, los terceros clasificados se enfrentaban contra sextos y los cuartos contra los quintos, en los dos únicos partidos de los peculiares cuartos de final.
Con esta distribución, la organización podía distribuir los cinco partidos de cada competición en las tres jornadas de viernes, sábado y domingo, sin apreturas, pudiendo descansar adecuadamente los equipos entre partido y partido, de tal manera que los cuartos de final comenzaban el viernes 7, las semifinales se disputaban el sábado 8 y las finales el domingo 9, sin un partido para decidir el bronce.
El arbitraje continuaba siendo mixto en la competición femenina, no así en la masculina, contando para la ocasión con la presencia de la colegiada S. Velasco y los colegiados A. de la Fuente, J. Combarro, JS. Varela, VM. Jímenez y J. Fernández. Consignar, que a pesar de hacer ellos mismos la mesa de cronometraje, seguían cometiendo los mismos fallos (confusión de porteros) que cualquier anotador local.
Novedad en esta edición era la presencia del equipo bilbaíno entre los seis finalistas como cuarto equipo mejor clasificado (en su reentrè en la élite), junto a los más habituales Espanya, Tres Cantos y Rubí o los abonados a la competición Molina y Valladolid.
Empezaban los cuartos de final, el viernes 7, con el cruce entre 3º y 6º clasificado.
Espanya - Tres Cantos (1b-1), el duelo entre baleares y madrileños no tenía claro favorito pues en su enfrentamiento liguero de diciembre en Palma, se había impuesto Espanya (4-2) en los últimos minutos, tras un partido muy igualado. Ahora con las mismas bajas de los migueles, Cabalin y Caba, el partido que abría la competición masculina se presentaba muy atractivo. Salía Kamikazes en plan dominador y derrochando energía mientras los mallorquines, más veteranos y por tanto, prudentes, se lo tomaban con más calma, esperando defensivamente los ataques rivales. A medida que transcurría el partido y se atravesaba el ecuador de la parte, el dominio pasaba a manos baleares y a un ritmo cansino lograban anotar el primer gol de la competición en forma de buena jugada (1-0) min 7. No por ello se apuraba Kamikazes, aunque cometía una pronta falta que alteraba un tanto sus planes de remontada. Bien superada la situación la primera parte llegaba a su fin, con la mínima ventaja mallorquina y unos escuetos porcentajes de tiros recibidos de 0/9 y 1/7, respectivamente y que daban una idea del juego ofrecido.
A la segunda mitad, entraban los tricantinos mucho más incisivos en busca de un empate temprano, pero un fallo en las guardas del portero isleño, y su arreglo correspondiente, les rompía un tanto el ritmo. Y no sería hasta la mitad de la parte cuando la primera sanción palmesana propiciaba la igualada en superioridad (1-1s) min 9. Con tiempo por delante ahora también Espanya se ponía a correr y las ocasiones eran continuas en una y otra portería pero sin llegar a variar el marcador. De tal manera que sin mayor apuro los dos conjuntos aceptaban el envite de la prórroga, que para el caso servía exactamente igual para pasar a semifinales. Y en el tiempo extra los más avispados eran los avezados bermellones que lograban hilar una buena jugada y sorprender al meta tricantino, tras un faceoff y de gran disparo (2-1) min 6, para continuar de esa forma en la competición. Los aclarativos porcentajes finales de tiros eran 1/29 y 2/23 respectivamente. El rival de CPLV en semis sería Espanya.
El segundo partido, entre cuartos y quintos clasificados, también muy igualado parecía algo más decantado hacía los barceloneses, aunque en diciembre, en su duelo de la última jornada de la primera vuelta ofrecía un extraño (5-0) vasco en un mal partido de los rubineses.
Además para el Metropolitano - Rubí (1-3), Cent Patins no podía contar con el mejor de sus jugadores franceses, sancionado con un partido. Nada que ver con el choque anterior, comenzaba con gran ritmo y dominio catalán mientras Metropolitano esperaba a la contra. Con claras oportunidades en una y otra área el primer gol era catalán, en acción individual y sobre el ecuador de la parte (0-1) min 11. El inmediato tiempo muerto vasco, intentaba remediar la situación , pero Rubí, con el marcador de su lado, movía ficha con tranquilidad. Superaban con solvencia su primera sanción y a punto de finalizar la parte endosaban el segundo a los bilbaínos de buena jugada (0-2) min 1, resultado con el que se iban a vestuarios los equipos con unos porcentajes de tiro de 2/16 y 0/11, respectivamente.
A la segunda salía Metro más incisivo, solo con 20’ para remontar. Conseguían sacar otra falta a Cent Patíns y nuevamente, bien defendida, no producía variación en el luminoso. Y luego ocurría la jugada que marcaría el desenlace del partido, pues un fallo en el patín del portero espartano, detenía el choque para solucionarlo, rompiendo el ritmo del conjunto vasco. El cambio en la portería de Rubí, no mermaba su eficacia y además permitía que los espartanos, con una gran jugada y mejor disparo aumentaran su cuenta (0-3) min 11. Fueron sólo cuatro tiros detenidos, pero suficientes hasta la vuelta del portero inicial. Luego las prisas, la buena labor defensiva rubinesa y la falta de eficacia de Metro, provocaban que el partido entrara en los últimos dos minutos con una nueva falta espartana y gol en superioridad bilbaíno (1s-3) sobre la bocina, ya sin tiempo para más. Rubí volvería a repetir duelo en semis frente a Molina. Los porcentajes finales de tiro eran bastante representativos de lo vivido en la desierta pista, 3/21 para Metro y 1/29 para Rubí.
Para el sábado 8 esperaban las semifinales que comenzaban con el partido que emparejaba a canarios y catalanes, tradicionalmente la segunda en disputarse, y que con el cambio favorecía al equipo local por tener menos tiempo el rival para recuperarse del partido de cuartos.
Y el Molina - Rubí (3-1), por tanto se presentaba con un claro favorito, a pesar de disponer ya Rubí de toda la plantilla y recordando que en los dos enfrentamientos de esta temporada se había impuesto claramente el equipo amarillo: (7-1) en la final de la Supercopa y (6-3) aquí, en Liga. Se repetía semifinal por tercera ocasión consecutiva (todas con claro signo canario) pero en esta ocasión Rubí ataba de salida a los canarios y presionando muy alto no les dejaba desarrollar su habitual juego. Con el partido anterior muy reciente, y muy hechos a la pista, para esta ocasión Rubí cambiaba además de portero. Molina un tanto desorientado, se estrellaba una y otra vez contra la meta rival y la parte entraba en su tramo final sin variación en el luminoso cuando una aparatosa falta espartana provocaba la primera superioridad amarilla y la mejor ocasión para adelantarse. Nada de eso, pues Rubí defendía de maravilla y la ocasión finalizaba sin provecho local. De ahí al descanso más ocasiones amarillas y pocas negras, finalizando la primera mitad con esa igualada inicial y unos esclarecedores porcentajes de tiro de 0/9 y 0/18 (bien distintos a los 0/5 y 5/16, de Zamora).
Algo no estaba funcionando bien y Molina salía a la segunda mitad con la mosca detrás de la oreja. Y encima y para más inri, con su primera falta. Pero lejos de arredrarse y como en muchas otras ocasiones, los isleños sacaban petróleo de la situación adelantándose en inferioridad (1i-0) min 16. Y aunque inmediatamente empataba Rubí en su resto de superioridad (1-1s) min 16, el mal trago se había superado y se habían soltado los nervios. Tanto es así que en una de las siguientes jugadas los canarios aumentaban su cuenta de gran combinación (2-1) min 14. Ya estaba revuelto el gallinero y loa ánimos calentitos. Hasta cuatro minutos seguidos dispuso Cent Patins de superioridad sin conseguir anotar. El hecho pasaba factura a los rubineses, que en el tramo final eran sancionados y aunque Molina no sacaba renta de la superioridad, sí metía al partido en los últimos cinco minutos. Y en esa olla hirviendo a su favor, Molina aguantaba sin recibir tanto alguno y en cambio aumentaban su cuenta a puerta vacía con Rubí jugando a la desesperada (3-1) min 1. Los piques finales debido a los nervios no modificaban el resultado y Molina accedía nuevamente a la final esperando rival. Los porcentajes de tiros recibidos eran 1/25 y 2/30, respectivamente.
Sexta final consecutiva para los locales y una, por no decir, la más costosa de todas.
La otra semifinal enfrentaba a castellanos y baleares. Se habían visto las caras una vez esta temporada, en Canterac, con empate y bonus mallorquín (1-1b) en los penaltis, a mediados de noviembre. Desde entonces varios cambios en las dos plantillas. Baja notable era la del capitán francés pucelano por sanción y altas también notables en Espanya que reforzaban claramente su importante baja por lesión.
CPLV - Espanya (3-2). Con esos antecedentes salían los pucelanos con todas las alarmas encendidas y cometiendo falta nada más empezar. Bien defendida, daba paso a un juego pausado y dominante pucelano que solo se interrumpía por alguna contra aislada y las faltas. Una primera balear, también sin premio pucelano y ya pasado el ecuador de la parte y en su tramo final otra segunda, también sin compromiso para la meta balear. Nada más concluir la sanción mallorquina, la falta ahora era pucelana y el resultado diferente, pues Mallorca anotaba, para adelantarse en el marcador (0-1s) min 3 y con buenas perspectivas para la segunda mitad. Pero CPLV no estaba muy de acuerdo con la situación y lograba empatar antes del descanso de igual manera, pero de forma diferida (1d-1) min 1, marchando ahora sí, los dos equipos a vestuarios con igualdad en el luminoso y unos respectivos porcentajes de tiro de 1/12 y 1/7.
A la segunda, salían los dos equipos con el mismo guión de la primera pero menos tiempo para elaborar el pase a la final. Más incisivos los isleños que en la primera mitad, una falta suya rompía los esquemas, pues los pucelanos sacaban petroleo de la superioridad y se adelantaban (2s-1) min 15. Pero los palmesanos no estaban por la labor de entregar el partido y de buena jugada conseguían empatar antes del ecuador de la parte (2-2) min 11 y sin aflojar, se iban a por la victoria. Con excesivo ímpetu, pues una nueva falta frenaba su puesta en escena y el partido se metía en los últimos cinco minutos, en que los equipos empiezan a pensar también en la prorroga. Sin cometer errores, los ataques eran muy pausados y cuando nadie lo esperaba una gran jugada pucelana metía a CPLV nuevamente en la final (3-2) min 1, y sin tiempo para ninguna respuesta balear.
Los significativos porcentajes de tiros recibidos eran 2/22 y 3/19.
Para el domingo 9 esperaba el desenlace de la final. Se veían las caras los equipos más regulares de la liga. Primero y segundo repetían duelo esta temporada. La vez anterior, aquí mismo, rapapolvo para los pucelanos (7-2 para Molina) hacía mes y medio, mientras que en la supercopa no se habían medido. Superioridad por tanto en las apuestas, no tanto en el ambiente, con los amarillos ofreciendo dudas, tras lo visto en semifinales. Después de la final femenina, la masculina no defraudaba en cuanto a expectación, y aunque no lleno, el García San Román ofrecía una buena entrada.
Molina - CPLV (2-1), los canarios, en casa, conscientes de su superioridad entraron al partido dispuestos a demostrarla. Pero enfrente se encontraban con un gran equipo pucelano, que jugando de tu a tu a los locales y presionando por toda la cancha, no dejaba maniobrar a sus anchas a los amarillos, supliendo la importante baja de su capitán sancionado a base de intensidad. Además una primera falta isleña era bien aprovechada por Valladolid para ponerse por delante en superioridad (0-1s) min 14. Jarro de agua fría para Molina, que acostumbrados a manejar esas situaciones tampoco les suponía mucho stress. El dominio, curiosamente seguía siendo pucelano, pero los amarillos contraatacaban con mucho peligro. La intensidad del duelo aumentaba a medida que se acercaba el descanso y el resultado adverso para los locales y comenzaban a aparecer las faltas; coincidente la primera, pucelana la siguiente tras un tiempo muerto local. Entonces no perdonaba el equipo isleño y el empate llegaba oportuno en superioridad (1s-1) min 1. Los dos equipos se iban a vestuarios con diferente semblante y unos igualados porcentajes de tiros de 1/7 y 1/10, respectivamente.
Sería apenas iniciada la segunda mitad y en acción individual, cuando en una contra Molina tomaba la delantera ante el delirio del personal (2-1) min 17. Ahora, a favor de marcador y con el apoyo del respetable, los canarios controlaban el partido, del que un tiro al palo daba fe. Dejando el puck en manos pucelanas, ahorraban fuerzas para un previsible y agotador final. Sería en el último tramo de parte, cuando Valladolid subía una marcha y se iba decididamente a por el empate. Aumentaba la intensidad del choque, que los árbitros paraban enseguida, desluciendo las interrupciones el duelo. Dos coincidentes seguidas, una pucelana y una tercera para la estrella norteamericana local, dejaban a Molina sin su mejor franquicia el resto de partido y a falta de 2’28, en inferioridad. CPLV tenía el empate en su mano y no sabiendo manejar la situación, Molina conseguía su quinta copa, ante el desconsuelo pucelano frente a la oportunidad perdida. Los porcentajes finales de tiros recibidos eran 1/13 y 2/19, respectivamente.
Quinto y sufrido trofeo para los canarios que en su pista y ante su publico, lograban imponerse con más dificultades de las previstas a sus rivales, para materializar su segundo titulo consecutivo tras el conseguido la temporada pasada en Zamora. Gran subcampeonato, el segundo seguido para CPLV, que tuvo el título al alcance de la mano, y se confirma como el equipo con más posibilidades de doblegar al campeón. Decepción para Metropolitano, pensando en sacar un mejor resultado de la experiencia y algo menos en las huestes tricantinas, que a punto estuvieron de acceder a semis. Gran actuación de Espanya y Rubí, que aunque salen de Las Palmas de vacío, superados en semifinales, confirman su gran momento de forma y con ello la igualdad y calidad de los equipos españoles a día de hoy.
¡Enhorabuena al club canario por el título y la gran organización!