Una semana después de la primera eliminatoria, en casa de los más “débiles”, se disputaban las vueltas, en casa de los “poderosos” y favoritos en todas las apuestas. Tras las victorias a domicilio (6-7 en Palma) y (2-3 en Bilbao), y a doble partido en caso de ser necesario, muy mal tendrían que ir las cosas para los europeos Molina y CPLV y tener que jugar también un segundo partido el domingo.
Enfrentados en esta última fase de liga los cuatro mejores equipos clasificados de la categoría, en esta temporada y por orden de clasificación eran Molina, CPLV, Metropolitano y Espanya.
Los dos mejores repetían compromiso, se estrenaba el tercero Metropolitano, en una temporada de regreso a élite espectacular y premiada con su presencia en los playoffs, y Espanya cuarto, regresaba a playoffs después de cuatro temporadas sin hacerlo, siendo canarios y pucelanos el habitual dúo del poker final de los últimos años.
Comenzaba la jornada sabatina con el partido correspondiente al playout de descenso. Con la clara victoria Caníbal en Las Rozas (6-2), todo el pescado de iba a vender en el Laura Oter, esperando Las Rozas que fuera de una sola tacada mientras Tres Cantos rogaba que fuera de carambola.
Tres Cantos 8 Las Rozas 0. El desarrollo a la disputa de esta eliminatoria ofrecía mucha mayor emoción y atención, que la del título, con hasta cinco implicados en el descenso a dos jornadas de su conclusión y una última, con Guanches, Tres Cantos y Las Rozas en un pañuelo y donde inesperadamente y a ultima hora se salvaban los canarios. Con las fuerzas muy parejas, como se había demostrado en Las Rozas el domingo anterior, ahora en Tres Cantos las urgencias eran en las filas kamikazes. En un Laura Oter abarrotado comenzaba el partido con un par de bajas en las filas visitantes pero que no afectaban de salida a su desempeño, pues dominando el juego no parecían encontrarse a disgusto en pista, incluso disparando una vez al palo. Pero llegaba su primera sanción y era Kamikazes el primero en tener clara oportunidad para adelantarse. No lo lograban y ahora la falta era suya. Tampoco aprovechaban los roceños la ocasión pues volvían a ser sancionados a mitad del tiempo de sanción tricantina. Sin variación en el luminoso se atravesaba el ecuador de la parte y ahora el dominio pasaba a manos locales que también lanzaban al poste y poco después conseguían adelantarse de buena jugada (1-0) min 8. Conseguido lo más dificultoso, un tiempo muerto local serenaba los ánimos para afrontar el último tramo de parte. Pero la tensión era mucha y una nueva falta tricantina alentaba a los visitantes de cara a la llegada del descanso. Nuevamente sin recompensa roceña, para colmo de males un último disparo local se colaba llorando en la meta roceña a segundos del bocinazo. Con el (2-0) los porcentajes de tiro hasta entonces eran 0/17 y 2/14, respectivamente en una ingrata primera mitad caníbal.
Y más ingrata se volvía, nada más comenzar la segunda, con un inmediato tercer tanto local (3-0) min 24, que les ponía la victoria muy cuesta arriba. Además otra falta roceña posibilitaba un nuevo tanto tricantino, primero en superioridad (4s-0) min 20, que echaba por tierra todas al esperanzas roceñas de resolver la eliminatoria con el primer partido. Un nuevo tanto llegaba poco después (5-0) min 16 y una nueva falta y gol en ventaja numérica (6s-0) min 13, decidían al banquillo roceño asumir la derrota y cambiando de portero afrontar el resto de parte de la mejor manera posible, ahorrando fuerzas para el siguiente duelo y a la espera de que el domingo la suerte se virara de su lado. Hasta el final, más faltas, más tensión y dos goles kamikazes más, ampliaban la cuenta hasta el (8-0) min 5, definitivo. Al amplio luminoso le acompañaban unos porcentajes de tiro finales de 0/27 y 8/43, respectivamente en una desafortunada tarde roceña. Intenso partido arbitrado por JR. Catalá y A. de la Fuente, que sancionaban con 10’ a cada equipo más 4 faltas a Tres Cantos y 6 faltas a Las Rozas. Anotaban los goles locales A. Bernabeu (4), S. Calderón (2), R. de la Hoz y A. Contreras.
Igualada la eliminatoria, quedaba todo a la espera del día siguiente.
En cuanto a los playoffs por el título en el primer enfrentamiento de la tarde
CPLV 8 Metropolitano 4. En un Canterac con muy buena entrada y gran presencia de seguidores vascos, recibían los locales, a la sorpresa de la temporada y equipo revelación, que les había dado muchos problemas para vencer en Bilbao (2-3). Sin novedad en ambas escuadras comenzaba el partido con el habitual dominio local y juego a la contra bilbaíno, que tan buen resultado les había dado durante la temporada. Y esta ocasión no parecía muy diferente cuando apenas disputados cinco minutos y en dos disparos lejanos, Metropolitano sorprendía a Valladolid poniendo la directa hacía la victoria (0-2) min 16. Suerte para los locales que con una inmediata acción individual recortaban la diferencia (1-2) min 15, aunque los vascos respondían de igual manera en la siguiente jugada (1-3) min 15, para sembrar la inquietud entre las filas pucelanas, que requerían de un tiempo muerto para serenarse.
Lo conseguían a medias, con un gran tirazo en el último tramo de parte (2-3) min 6, que encarrilaba en cierta medida la remontada, empañada en los últimos segundos por una inoportuna falta, con la que los equipos se iban a vestuarios pendiente de disputar. Hasta entonces a ese marcador le acompañaban unos porcentajes de tiros recibidos de 3/12 y 2/16, respectivamente.
Comenzaba la segunda mitad con cierta incertidumbre en las filas locales, y optimismo en las visitantes por disponer de un jugador más durante dos minutos. Dicha que se volvía en pesar, cuando Valladolid empataba en inferioridad (3i-3) min 23 y además sin aprovechar el resto de superioridad, eran ellos los que cometían su primera falta, que los locales no perdonaban (4s-3) min 20. Ahí cambiaba el rumbo del partido, ante un CPLV crecido, dominando el marcador y un Metropolitano maldiciendo su mala fortuna y teniendo que mover ficha.
Arriesgando en ataque los visitantes, entraba el partido en su tramo final y una acción individual subía el listón de una hipotética remontada bilbaína (5-3) min 7 y ya en los últimos minutos y jugando Metro a la desesperada sin portero, tres nuevos tantos locales (dos de ellos a puerta vacía) con el añadido de uno vasco, engordaban el luminoso hasta el (8-4) final. Con ese marcador, los porcentajes finales de tiros recibidos eran de 4/29 y de 6/35, respectivamente, anotando por CPLV, M. Langlois (4), N. Sigmund (2), C. Cabrera y D. Díez mientras que por Metropolitano eran G. Darkistade, P. Albizu, B. Elejalde e I. Aranzamendi los anotadores. Partido arbitrado por D. Cañas y JS. Varela que sancionaron con 2 faltas+20’ a CPLV y con una falta a Metropolitano.
Amarga despedida de la temporada para el equipo bilbaíno y agradable recompensa para los locales que alcanzan una nueva final.
Molina 5 Espanya 3. Recibía el equipo local, en el primero de los partidos de vuelta, al cuarto clasificado de la fase regular, que nuevamente tenía problemas con los equipajes en el desplazamiento entre las islas, y por lo que el partido comenzaba con casi una hora de retraso. Ya conociendo, por tanto, a su rival en la final, los Campeones de Europa, con la eliminatoria a favor y sin novedades en su banquillo, se enfrentaban al recién aterrizado equipo balear, que viajaba con lo justo (7 jugadores de pista) y rotaba a su portero para la ocasión jugando con el italiano (en el acta figura erróneamente el arquero mallorquí), en un Carlos García San Román con media entrada. Recordando que aquí en la 1ª J. Espanya le había plantado cara a Molina durante muchos minutos para finalmente ceder (4-3), aunque en Palma la diferencia había sido más clara (3-6), comenzaba el partido con mucha tensión y la primera falta, local a segundos de la puesta en juego del puck. Sin detrimento en el luminoso, las siguientes eran coincidentes y seguramente por controversias pendientes en Mallorca de antiguos compañeros. Después de pensar en el rincón correspondiente, los ánimos se relajaban un tanto y con dominio local, sin respuesta en el luminoso, el crono avanzaba con Espanya llegando también con mucho peligro a la meta rival. Se travesaba así el ecuador de la parte, en un toma y daca continuo, cuando una recuperación de puck por parte amarilla terminaba en las redes bermellonas (1-0) min 9, estrenando el marcador. El gol desataba los ánimos y nuevamente aparecían las faltas. Hasta dos por parte amarilla y una por parte bermellona. Y en ese batiburrillo sacaban tajada los baleares para empatar el duelo (1-1) min 1, antes de la bocina del descanso y, mientras seguían las amistosas conversaciones entre antiguos compañeros en los boxes de castigo. Hasta entonces los porcentajes de tiro eran de 1/14 y 1/17, respectivamente.
Tras el traspiés final y el paso por vestuarios salía el equipo canario muy concienciado a pista, acosando la meta balear y consiguiendo sacar pronto una falta rival que de forma diferida transformaban en nuevo tanto (2d-1) min 19. Pasaba a presionar Espanya más arriba y eso era lo que esperaban los canarios para elaborar su mejor juego y aprovechando los huecos generados llegaban tres goles seguidos de idéntica factura que elevaban la diferencia en el marcador a una cifra casi imposible de remontar de cuatro goles (5-1) min 17. En ese todo o nada a Espanya no le quedaba otra que atacar y en la relajación amarilla consiguiente recortaban la diferencia enseguida de buena jugada (5-2) min 16. Luego, aun con tiempo por delante, Molina comenzaba a matar el partido; una falta visitante no obtenía premio y el partido entraba en su tramo final con un nuevo tanto mallorquí (5-3) min 7, que añadía algo de picante a los minutos finales ante dos equipos bastante más cansados y que valoraban mucho el resultado actual. De tal manera que a pesar de las ocasiones en ambas porterías el luminoso no se movería más hasta la bocina final, llevándose así los amarillos, el segundo y definitivo punto en juego de la eliminatoria. Al (5-3) final le acompañaban unos parejos porcentajes de tiro recibidos de 3/31 y 5/37, respectivamente. El partido era arbitrado por J. Combarro y VM. Jiménez que sancionaban con cinco faltas a cada escuadra. Anotaban los goles locales K. Mooney (3) y Ch. Baldwin (2) y los visitantes, E. Cabalin, B. García y J. Tomás.
Molina encadenaba su cuarta final postpandemia consecutiva.
Se toma ahora la liga un descanso de una semana para su desenlace que se producirá los dos últimos fines de semana de mayo. El 24 en Valladolid y el 31 en Las Palmas con doble oportunidad para los canarios. Favorito en las apuestas Molina, CPLV deberá esmerarse y ganar el partido de casa para poder viajar a Canarias con opciones de título.
Quedaba todavía para el domingo 11 resolver el desenlace del playout de descenso con el tercer partido y uno de los dos equipos madrileños descendiendo de categoría
Tres Cantos 3b Las Rozas 3. Tras la clara victoria local de horas antes (8-0) este partido no parecía tener el mismo despejado horizonte para los locales y la tensión y los nervios se palpaban en el ambiente. Con algo menos de publico y mismos banquillos comenzaba el partido y los presentimientos locales se cumplían. Una inicial falta tricantina suponía que Las Rozas asumiera el mando por primera vez en el fin de semana. A Kamikazes le tocaba remar contracorriente y rápidamente se ponía a ello. Muy incisivo, su acoso a la meta roceña no obtenía refrendo en el luminoso aparte de grandes paradas y algún tiro al palo, entrando la parte en su tramo final sin apenas interrupciones (un tiempo muerto visitante). En eso llegaba una nueva falta local y subía un segundo tanto caníbal en superioridad (0-2s) min 3. Ahora el tiempo muerto era local, pero no conseguía variar la deriva del partido pues la tercer falta kamikaze elevaba a tres, los goles de diferencia al descanso (0-3s) y con una nueva sanción local por medio, resultado al que acompañaban unos porcentajes de tiro de 3/19 y 0/21, respectivamente.
Para la segunda mitad salía Tres Cantos más ofensivo, los nervios atenazaban a los dos bandos y caníbales cometía una primera falta que su rival aprovechaba para recortar la diferencia (1s-3) min 23. Sin tanto apremio, Tres Cantos continuaba su acoso, ahora de forma constante y al que Caníbales no lograba sobreponerse. Cada vez más hundidos en su pista, sobre el ecuador de la parte una nueva falta local echaba por tierra todo su trabajo anterior, pero la fortuna se aliaba con ellos y decidía que en esta ocasión Las Rozas no aprovechara la oportunidad de remachar el partido, dejando con vida a su rival. Entraba el partido en su tramo final con Tres Cantos volcado en ataque y una refracción permitía a Kamikazes meterse en el partido y colocar la diferencia en un solo gol (2-3) min 5. Había tiempo para remontar, la tensión se palpaba en el ambiente y un tiro al palo subía las pulsaciones de todos. En tiempo muerto local a 2’ de la campana, preparaba la estrategia final con salida del portero arriesgando en superioridad y la apuesta salía bien, empatando Tres Cantos sobre la bocina y tensando la cuerda metían su plaza de descenso nuevamente en la chistera. El Laura Oter se caía de los gritos y saltos locales mientras caníbales todavía estaba digiriendo lo que estaba pasando. Les habían remontado tres goles y ahora el descenso era cosa de cualquier pequeño detalle. Comenzaba así la prórroga con diferentes semblantes, según el barrio, y diferente actitud. Pero el temor a errar y sin claras ocasiones de marcar, derivaban en una más que probable tanda de penaltis, cuando a última hora una inoportuna falta roceña posibilitaba el gol tricantino de forma diferida, en una jugada de fortuna, desde el suelo y a segundos de la conclusión.
Al (4-3) definitivo le acompañaban unos porcentajes de tiro finales de 3/37 y 4/52, respectivamente. Intenso partido arbitrado por A. de la Fuente y JR. Catalá, que sancionaban con 6 faltas a Tres Cantos y con 2 a Las Rozas. Anotaban por los locales I. Pascual (2), A. Cruz (2), H. Bostán y L. Moreno y por Tres Cantos G. Jiménez y E. Mbeinjock.
La victoria daba el punto de la eliminatoria a Tres Cantos, que de esta manera mantiene la categoría élite mientras Las Rozas desciende a Oro, cediendo su plaza al ascendido Jujol.
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