La segunda parte de las eliminatorias de los playoffs semifinales ofrecía para la elaboración de la línea dos disputados partidos más otros dos de los playout del descenso y es de esos dos partidos de donde sale la figura del arquero de la jornada, destacando sobre el resto de guardametas. #92 Tommy M. Soeder (TC) era el arquero elegido para salvaguardar la portería kamikaze en esta eliminatoria y se mostraba inconmensurable en un acogedor Laura Oter. Protagonista absoluto de la eliminatoria, sobre todo en el partido del sábado, donde no encajaba ningún gol habiendo recibido 27 disparos a portería y, encajando tres en el del domingo pero recibiendo 37 tiros para un buen 91,9 % de efectividad. La suma de las dos actuaciones consignaba un excelente porcentaje del 95,3 % para tres goles de 64 tiros recibidos. Es por ello que figura él y no ninguna de las habituales estrellas de la posición, que en esta ocasión se quedaban por debajo del 90 % de efectividad y encajando tres goles como mínimo. Caso de #89 Josu Otadui (MET), 6 goles de 35 disparos a portería y 82,9 %, #35 Francesco Colucci (ESP) con un 86,5 % y 5/37, #34 Jimmy Teed (CPLV) con un 86,2 % de 4 goles en 29 disparos a portería, o el mejor del resto, #20 Javi Tordera (MOL) 3/31 para un 90,3 %. En cuanto a los jugadores de pista, encabeza el listado el jugador más valorado de la jornada y el menos habitual de todos ellos, el capitán pucelano #70 Max Langlois (CPLV) y lo hace con cinco puntos, de cuatro goles y una asistencia, anotando los tres primeros de la remontada local del segundo tiempo en un extraño partido que dominaba Metropolitano al descanso (2-3). También debe figurar su compañero #14 Nathan Sigmund (CPLV), el otro gran artífice de la remontada pucelana con cuatro puntos, de dos goles y dos asistencias, que finalmente reportaba la segunda victoria de Valladolid ante Metropolitano (8-4) y que significaba el paso a la final del equipo pucelano. El francés y el norteamericano, sumando más de tres cuartas partes de los puntos vallisoletanos, se encargaban de solventar una eliminatoria que se complicaba sobremanera en la primera mitad. Del otro equipo finalista figuran los genuinos Pixie&Dixie amarillos, #57 Kevin Mooney (MOL) y #57 Chuck Baldwin (MOL). Los dos, con cuatro puntos, (el #57 a base de dos goles y dos asistencias y el #97 con tres goles y una asistencia), se echaban el equipo a la espalda. Especialmente compenetrados y conectándose primorosamente, tras una trabada primera mitad y muy igualada (1-1), conseguían inclinar el partido a favor del equipo canario ante un correoso Espanya (5-3), que a pesar de ir perdiendo por cuatro tantos, nunca dio el partido por perdido. Tan solo rompía su monopolio de puntuación una asistencia ajena (8 puntos de los 9 amarillos eran suyos,¡ que se dice pronto!) reflejando así claramente la diferencia entre el equipo canario y el resto de mortales. La victoria permitía a Molina presentarse por cuarta vez consecutiva (postpandemia) en la final por el título liguero, coincidiendo en las tres últimas con el mismo oponente, el equipo pucelano.
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